XXXI Festival Jazz en la Costa

Del 17 al 22 de julio de 2018 se ha celebrado un año más el festival internacional de jazz, Jazz en la Costa, en el incomparable marco del parque del Majuelo de Almuñécar, Granada. Una fórmula de festival con todos los ingredientes necesarios para ser un festival de referencia no solo para los veranos de Granada y Almuñécar, sino también a nivel internacional. Ver, y sobre todo, escuchar una programación variada de música con el jazz como referente, poder estar de pie, o sentado junto a una cerveza, moverte, en la cálida noche de Almuñécar, o ver volar las gaviotas y la luna sobre tu cabeza, es éxito seguro.

Esta edición ha habido lleno casi todas las noches. Me alegro por todos aquellos que trabajan duro durante el año, Jesús, Mariche, Julio, y todos los demás de la oficina de JazzGranada, por hacer un festival de calidad con un presupuesto tan ajustado.

Abrimos el martes con la preciosa voz de Cécile McLorin Salvant, el miércoles con casi música rock a cargo de Mike Stern, guitarra y Randy Brecker, trompeta. El jueves fue el turno de Fred Hersch, piano. Para mí quizás el mejor día del festival (y la mejor cerveza, Nando, gracias). El viernes fue lo contrario. Quizás todavía fresco en la memoria el piano de Fresh, la voz blanca de Robin Mckelle supo a poco. Quiso animar a un público que tampoco quiso o supo responderle (siempre tengo la duda si la gente entiende lo que le dicen en inglés desde el escenario). Durante el fin de semana suelen ser las mejores actuaciones. El sábado fue la bonita voz masculina de Kurt Elling, y el trompetista invitado Marquis Hill (se merece una invitación a otro festival). Se cerraba el festival con un plato fuerte, el trompetista y showman Paolo Fresu, y el pianista español Chano Domínguez, que recibía la medalla de honor del festival y de la ciudad de la mano de la diputada de cultura de la provincia, Fátima Gómez. Debió ser el mejor día a priori, pero quizás no lo fue. Problemas de retraso con el avión de Barcelona Granada (como siempre), hicieron que fuera un concierto con cierta improvisación. Eso sí, generoso por parte de los artistas que nos dieron 150 minutos de concierto.